Un hombre de espíritu duro, áspero, a veces loco como Rasputín, sólo puede amar un Vodka perfecto, puro, cristalino; un vodka de cereales para beber frío como la Siberia en la que nació, un Vodka coherente sin filo, casi punzante.
Ruso como el famoso monje, su tocayo, Rasputín es el personaje más ecléctico que acompaña a Corto Maltés en muchas de sus aventuras, desde la primera, un pirata en el Pacífico, en el Caribe en busca de un tesoro sumergido, en Siberia en el umbral de la Revolución Rusa, hasta el último en el mítico continente desaparecido de MU.